En un momento de gran descrédito de las políticas públicas neoliberales que se han estado imponiendo (y digo imponiendo, pues no estaban en los programas electorales de los partidos gobernantes) en los países de la Eurozona, incluyendo España, el Banco de España (el Vaticano del neoliberalismo en este país), que actúa más como el lobby de la banca privada que como un banco central, acaba de publicar un informe sobre la situación económica de España en el que, una vez más, aparece el mismo recetario de propuestas que se han ido aplicando durante todos estos años de gobernanza del país por parte del Partido Popular, y que ha tenido unas consecuencias desastrosas para el bienestar de las clases populares (que han sufrido enormemente con la aplicación de tales políticas). Hoy, una de cada tres personas menores y cuatro de cada diez jóvenes están en riesgo de pobreza, siendo esta tasa de riesgo de pobreza seis puntos por encima de la media europea. Casi el 40% de las familias monoparentales están también en situación de riesgo de pobreza.
Completando esta fotografía deprimente de la realidad, nos encontramos con un gran deterioro del Estado del Bienestar. Es ampliamente reconocido que los servicios públicos como la sanidad y la educación se han deteriorado como resultado de los “recortes” del gasto público. Los salarios han bajado y la precariedad ha subido como consecuencia de las reformas laborales, sin que aumentara el porcentaje de la población ocupada, habiendo alcanzado España el nivel más elevado de desempleo en la UE-15 (el grupo de países de semejante nivel de desarrollo al español) después de Grecia. El salario mínimo (en porcentaje sobre el salario medio) está muy por debajo de la media europea.
Pero al impacto sumamente negativo sobre el bienestar y calidad de vida de las clases populares que han tenido las políticas promovidas por el Banco de España y por el gobierno Rajoy, hay que sumarle el enorme daño al quehacer económico. El Estado español, que estaba en superávit cuando se inició la crisis (2007), y que tenía una deuda pública de solo algo más de un 30% del PIB, hoy tiene un elevado déficit y en un nivel de deuda pública que sobrepasa ya el 100% del PIB. A la luz de estos datos, es sorprendente el grado de adhesión del Banco de España al dogma liberal, cuando las políticas inspiradas por este dogma han sido claramente desacreditadas al analizar sus resultados. Es difícil sostener que tales políticas hayan conseguido lo que proclamaban que deseaban. En realidad, tales políticas han causado un gran dolor entre las clases populares, consiguiendo lo opuesto a lo que en teoría decían desear.
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