5 d’ag. 2015

Trece rosas

Trece rosas: la historia de unos ideales contra el paredón


Placas de homenaje a las trece jóvenes en una tapia del cementerio de La Almudena.  WIKIMEDIA COMMONS


¿QUÉ PASÓ?

“Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío. (…) No guardes rencor nunca a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. (…) Recibe después de una infinidad de besos el beso eterno de tu madre”. Con estas palabras recogidas en una emotiva carta, Blanca Brisac se despedía de su hijo Quique unas horas antes de que un pelotón de fusilamiento la asesinara, junto a otras doce mujeres, aquel mes de agosto de 1939 en una tapia del cementerio de La Almudena. El sonido de los fusiles franquistas puso punto y final a la vida de trece jóvenes, conocidas posteriormente como las trece rosas, que no llegaban ni tan siquiera a la treintena de edad.

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