La balanza se está inclinando en contra de la vigilancia masiva, pero nuestra privacidad y nuestra libertad todavía están en juego.
El 5 de junio de 2013, el denunciante Edward Snowden reveló la primera evidencia escandalosa de la existencia de programas de vigilancia masiva a nivel mundial. Desde entonces, hemos sabido que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) y la Jefatura de Comunicaciones del gobierno británico (GCHQ, por sus siglas en inglés) han estado haciendo un seguimiento de la comunicación telefónica y por Internet de cientos de millones de personas en todo el mundo. Dos años después, analizamos cómo ha cambiado el panorama gracias a los documentos publicados por Snowden.
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